miércoles, 17 de marzo de 2010

Las fragancias de los desodorantes de ambiente

Qué mentira. Qué vil, perfumada mentira.
En los 90', uno veía publicidades de desodorantes con olor a magnolias, rosas, margaritas, o azucenas, y si bien era obvio que nadie se aventuraba más cerca de esas flores que lo estrictamente necesario para fotografiarlas, eran mentiras piadosas.
En los 2000, los que inventan las fragancias perdieron el control. ¿Caricia de ángel?. ¿Pura inocencia?. ¿Caminata nocturna? ¿Brisa de la mañana?. ¿Qué clase de olores son esos?. ¿Se imaginan a alguien diciendo: "Oh, qué olor a caricia de ángel hay en este lugar"?.
Ahora bien. Estamos en condiciones de afirmar que no existe tal cosa. No existe el olor a caricia de ángel ni el olor a brisa, ya sea de la mañana, de la madrugada, o del puerto de Costa Esperanza. ¿A qué huelen realmente estas fragancias?.



Bebé: Leche agria, saliva y heces.
Sol de amanecer: Bronceador vencido
Suavidad de algodón: Tampón usado
Espíritu joven: Axila, ingle, sudor producto de la excitación sexual y líquido preseminal.
Glam: Cuero cabelludo de Ale Sergi
Latidos de tierra: Tierra
Brisa marina: Lobo marino
Aires navideños: Sidra vomitada
Bruma tropical: Jugo Tropicana.
Aromas de la niñez: Goma de zapatilla sudada y pedo.
Sorpresa de primavera: El perfume de tu marido con un toque del de su secretaria.
Sonidos del río: Pejerrey.
Arroyos refrescantes: Cornalito frito.
Océano azul: Obras Sanitarias Argentinas.
Delirio y ensueño: Tuca.

Les dejo un beso perfumado de olor a tambores del viento.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Juan dice:

-¿Va a venir el techista?
Jimena dice:
-Sí. Mostrale dónde se llueve y que te diga cuánto sale.
-Si es que esta vez trae la escalera.
-Si no trae la escalera, preguntale para qué carajo vino.
-Siendo que es techista y que los techos están altos.
-Como ya comprobó la última vez.
-Si fuera pisista, sería otra cosa. Pero es techista.
-Claro. Bueno, dejame dormir.

lunes, 8 de marzo de 2010

¡Qué dicho de mierda!

Odio ese mito popular de que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad. ¿A qué pelotudo se le ocurrió semejante pajereada?. ¿¡Los niños no mienten!?. ¡Por favor!. Un niño que no miente necesita visitar a un psicólogo inmediatamente. En cuanto a los borrachos, bueno... no hay brebaje que le quite las mañas a un embustero. Es cierto, sí, que un pedo atroz te quita los filtros. ¿Y?. ¡Peor! Despojado de su capacidad de discernir entre lo verosímil y lo descabellado, el mentiroso se entrega a la más descarada orgía de mentiras.
Nena, no te dejes engañar. Si tu novio te dijo que te amaba estando en pedo, no te hagas demasiadas ilusiones. Y si fue en respuesta a una pregunta y abrazado a un inodoro, directamente hacé de cuenta que no te dijo nada.

lunes, 1 de marzo de 2010

Quereme así, piantao

El otro día estaba pensando en todos los locos que conozco. Pero no locos de "¡Ah, qué loca que sos!", sino locos propiamente dichos: desequilibrados mentales. Individuos con un claro malfuncionamiento en su razón. En Mar del Plata, abundan. ¿Será la brisa marina?.



Por un lado, está el viejito repartidor de diarios que camina rapidísimo con los puños cerrados y la cabeza gacha, y que viene anunciando la muerte de Mirtha Legrand desde hace muchos años. Todos los días el hombre grita al mundo la misma noticia, desde que yo tengo memoria. Eso sí, nunca lo hace de la misma forma. "¡Murió Mirtha Legrand mientras regaba las plantas, de un paro cardíaco!", o, "Pobrecita, Mirtha Legrand, falleció esta madrugada. Tenía 98 años de edad", o "La actriz Mirtha Legrand falleció en un almuerzo, y ahora no hay más almuerzos", siempre anuncia la primicia de manera diferente.

Después, está la loca Hollywoodense. Es una mujer de 30 años, que se viste con calzas a lunares en colores brillantes, camisas que se atan sobre el ombligo, lentes de sol enormes, sobreros y abrigos de piel. La loca desfila por la peatonal como si lo hiciera sobre la alfombra roja, una mano en la cintura, y la otra señalando hacia sí misma, como diciendo: Miren, miren qué linda que soy, qué elegante que estoy. A veces se detiene, pasando su peso al pie derecho y golpeteando el taco del pie izquierdo en el asfalto, como impaciente. Y se ríe cavernosamente. Y cuando la gente empieza a señalarla, se saca los lentes, revelando unas ojeras que contrastan con los labios pintados de rojo, y pregunta "¿Qué pasa bombón, qué pasa?".

Quizás el más famoso sea el vago del centro, que se sube a la fuente de la peatonal y ofrece discursos políticos de asombrosa lucidez. Este loco tiene un perro muy viejo que duerme sobre una almohada tapado con una campera. El vago duerme en el piso. "CONTROLAN LO QUE APRENDEN NUESTROS HIJOS EN LAS ESCUELAS. NOS VIGILAN, NOS MANIPULAN" gritaba la otra tarde, para una audiencia de franelitas, linyeras y locos, que escuchaban atentos.

Luego tenemos al loco que le toca el culo y las tetas a las viejas que pasan por la calle. Este loco es el más joven. Tiene 17 años, y vive al lado del kiosco que atiende mi hermana. Cada tanto llegan hasta el kiosco frases como: ¡Ah!, ¡Pendejo!, ¡Qué hace!, cada vez que el loco sale corriendo atrás de una vieja septagenaria y le toca las tetas con las dos manos, le toca el culo o se lo besa. Hace unas semanas tuvo la mala idea de hacer lo mismo con una niña y recibió una golpiza importante del padre de la damnificada que lo amedrentó durante varios días. El lunes pasado, volvió al ruedo. ("Aaaaaah, ¡pendejo!".)

Otra que vive cerca del kiosco de mi hermana es Daniela, que estudiaba medicina hasta que se deschavetó completamente. Ahora ve doctores por todos lados... entre otras cosas. Ella saluda con un beso a todo el mundo. Te ve, y aunque no te conozca, levanta las cejas y se le ilumina la cara mientras agita la mano en señal de reconocimiento. Luego se acerca, te planta un beso mojado y te dice: "¿Cómo está, doctor?. ¿Cómo está la doctora?". A mí hermana le dice Liliana Maldonado, y a mi mamá Claudina. "¿Cómo estás, Claudina, la viste a la presidenta?. Está enferma, está desmejorada." Un día estábamos con mi hermana en el kiosco cuando sentimos un grito terrible y el sonido de alguien corriendo. A los cinco segundos pasó Daniela en pelotas corriendo por la vereda al grito de: "MATEEEEEEEEEEN".

La novedad es la loca golpeadora. Una señora muy gorda y muy alta que le pega a las mujeres. Va caminado por la calle agitando su rolliza mano con gesto amenazador en dirección a las más jóvenes y lindas, y frunciendo los labios como diciendo: "Te voy a dar a vos". Cuando no puede soportarlo más, propina una buena patada o un certero golpe de su mano maciza.
-¡AAAAAAAAH, SEÑORA, ¿QUÉ HACE?.
-ES QUE ME ESTÁS PROVOCANDO, ME ESTÁS PROVOCANDO -. responde ella, conmovida por la injusticia.