martes, 20 de abril de 2010

Los máximos clichès del celuloide liviano

¿Demasiado tiempo libre?. ¿No te gustaría emplearlo en una actividad creativa, como la elaboración de un guion cinematográfico?. ¿Qué?. ¿Que no tenés talento?. ¿Qué decís?. ¿Que sos poco imaginativo?. ¡Más bien serás ignorante!. No necesitás talento ni imaginación si seguís sin parpadear la guía de escenas prefabricadas que compilé para vos.

1) El héroe o heroína aparece en su estado más lastimoso al comienzo de la cinta. Pérdida del ser amado; llanto bajo la lluvia; llanto sentado en el cordón de la vereda bajo la lluvia; llanto sentado en el cordón de la vereda bajo la lluvia luego de haber perdido al amado; llanto sentado en el cordón de la vereda bajo la lluvia después de haber perdido al amado, frente a la casa del amado. Todas son buenas opciones. Por supuesto, el ser amado del principio de la película es cruel, frío y poco carismático, y será eventualmente reemplazado por otro, que brillará en comparación.

2) Un mejor amigo fiel (sarcástico y gay si el personaje principal es mujer, y bonachón, chistoso y mujeriego si el personaje principal es hombre) es menester para sacar a nuestro protagonista de la miseria. Este amigo fiel se convertirá en el mentor del abatido protagonista. Y para combatir la depresión, nada mejor que salir de compras.

3) Esta es una oportunidad perfecta para introducir la obligatoria escena del cambio de vestuario. El protagonista aparecerá frente a un espejo con muchos atuendos distintos, muchos de ellos ridículos y poco probables, como un tutú, un disfraz de Snoopy o un traje de carnaval, hasta que finalmente encuentre aquel atavío que arranque una sonrisa y un dos-pulgares-arriba del amigo afeminado-ácido o del amigo regamba-fanáticodelbaseball.

4) Nuestro protagonista ya está en buena forma. Es hora de que se divierta. "¡No iré a la fiesta!", dirá, terco. "¡No iré! ¡No iré a la maldita fiesta! No, señor." Siguiente escena: en la fiesta.

5). Puede que nuestro protagonista aún se muestre renuente, pero en el fondo, ya está dispuesto a vivir un nuevo amor. ¿Cómo ha de encontrarlo?. ¿En el supermercado, al tomar la misma cebolla de verdeo del sector de verduras, e intercambiar un roce estremecedor y una mirada profunda? ¿Al doblar una esquina y chocarse de frente produciendo el colapso de un gran cargamento de carpetas, portafolios y papeles? (Oh, por favor déjame ayudarte. Oh, cielos.). ¿O es que.. nuestro protagonista ya conocía a la persona a la que estaba destinado? ¿Puede hoy ser el día en que la vea bajo una nueva luz? (Vaya, Mark, nunca supe que a ti también te gustaba el helado de fresa. Cielos.).

5) El primer beso, sin embargo, tendrá que esperar. Porque cuando los labios de los amantes se estén por unir en un ósculo apasionado por vez primera (en el porche de la casa de ella, luego de haber hablado al unísono un par de veces, y reído nerviosamente), sonará una corneta, les pasará una bicicleta por encima, se estrellará un avión sobre las Torres Gemelas o aparecerá el amigo super-dicharachero-con-bicera eructando ruidosamente.

6) Eventualmente, sin embargo, el beso se producirá, y estará seguido por una secuencia de imágenes de los protagonistas regocijándose en su amor, a ser: protagonistas dándose de comer helado de fresa en la boca; protagonistas brincando por el prado; protagonistas correteando por la playa esquivando las olas; protagonistas arrojándose bolas de nieve; etc.

7) Con el tiempo, habrá un malentendido, y el enfrentamiento se producirá en un lugar concurrido. Un baño público, una tienda de mascotas, una boda: cualquier sitio donde una masa de gente se conglomerará a oír la discusión de los protagonistas, y tomará partido ("Se lo merece", "Oh, es una perra".). El malentendido será finalmente aclarado y terminará con una declaración y demostración pública de afecto, entre aplausos, vítores y llanto.

8) Por supuesto, lo bueno dura poco. El amado debe irse. Recordemos que en las películas, como en las canciones, las relaciones no terminan, simplemente. La gente se va. Físicamente se va a otra parte. Pero es aquí que el personaje número 1 decide que ama demasiado al personaje número 2 para dejarlo ir y literalmente corre a su encuentro, clamando su nombre. Y por un momento, vemos alejarse el tren, el avión, la carreta, el helicóptero o el barco, y una lágrima traidora delata nuestra emoción. Pero, ¿puede ser... puede ser ese que está allí sentado... nuestro protagonista? ¿Nuestro protagonista, que no tomó el tren, el avión, no se subió a la carreta, o al helicóptero o zarpó con el barco?. En efecto.

9) Finalmente, un método infalible para relajar la tensión del climax y finalizar la película en una nota amable, es poner a los protagonistas a enumerar todas las pequeñas cosas que aman del otro. Por ejemplo: "No hay nada que no ame de ti. Amo la forma en que te sacas los trozos de cereal de las muelas con el meñique y luego los vuelves a comer. Amo el olor de tu saliva en mi almohada. Yo sólo... oh, Dios, Jessica. Amo como tu voz a la mañana me recuerda a la de mi padre."

10) Colorín-colorado.

sábado, 10 de abril de 2010

Publicidades pelotudas

Che. Cada vez vienen más pajeras las publicidades. Hay una de un quitamanchas que hace que la de Mr. Músculo parezca la última creación de Woody Allen. ¿La vieron?. Esa que un niño le pregunta a la madre: "¿MAMÁ, QUÉ ES FRUSTRACIÓN?". Y la madre (con un nada logrado gesto abatido) le responde: ¡Frustración es lo que sentía cuando no le podía sacar las manchas a la ropa!.
Conclusión de la realidad que plantea la publicidad: El ser humano es idiota en general, pero la mujer es particularmente mamerta.
Desde que tengo el culo firme, me siento mejor persona. Desde que uso mayonesa light en mis comidas, río más. Ahora que cago como una paloma, ¡cojo como un conejo!. Desde que tomo el nuevo yogur Ser con sabor a frutos estacionados del golfo pérsico, estoy tan buena que mi marido me respeta.
La mujer en las publicidades es una pajera que tuvo una vida horrible hasta que encontró el jabón en polvo que deja las medias más blancas que el cadáver de Michael Jackson o la primera gelatina sin sabor reductora de peso.
Después, están las publicidades que apuntan a hacernos sentir cool por consumir sus productos. Una marca de gaseosa banca a la gente imperfecta, natural, fresca. A la gente como vos, como yo. Al panzón, al que tiene frenos, al que canta mal, al que se tira pedos, a la gorda con olor a meo y al flaco rodilludo con aliento a buitre con resaca.
Otra marca celebra a los que bailan mal. Antes si bailabas mal eras un ñoño pata dura, pero no más. Desde que Marca Pirulo lanzó su nueva campaña publicitaria, bailar peor que Silvia Zuller es cool. Ahora podés no ser perfecto porque tenés el permiso y el aval de una manga de pelotudos; ¡no más cabezas gachas, discapacitados, abuelos con caderas quebradas, gente con hemorroides y Zulma Lobato con su próstata inflamada!.
Y lo mejor de todo es que ahora también podemos cagar. Antes la gente no cagaba. Pero ahora que tienen un complemento con pelotitas naranjas que arrastran las heces y las disparan por el ano con la potencia de un cañón, la gente ha vuelto a defecar, y cómo. Y nada tiene que ver esto con el hecho de que este producto sea un YOGUR DE CIRUELA que se toma a diario. No, no. Son sus componentes (científicamente com-pro-ba-do) los que arrasan con las excretas.

Y ahora me voy, porque me tomé uno de esos y tengo que ir a hacer caca al baño de Carlitos.