viernes, 28 de noviembre de 2008
Clientes Insufribles, o cómo eludir el estudio posteando lata
El otro día, haciendo una puesta en común de preguntas odiosas terminamos desarrollando un interesante y complejo catálogo sobre clientes insufribles.
1) El reiterativo.
-¿Tenés tarjeta de movistar de 20?
-No, de 15 o de 50 me quedan.
-Ah, ¿de veinte no te queda nada?
-Eh, no.
-¿De qué te quedaba?
-DE QUINCE O DE CINCUENTA.
2) El que te discute sobre un producto inexistente
-Nene, ¿me das esa Ser que viene... que tiene damasco?
-Mh, no vienen de damasco.
-Pero cómo que no va a venir, nene... si te digo. A ver, Elsa, cómo era, que la llevamos la otra vez, te acordás... roja es la botella.
-Señora: los sabores son citr-
(interrumpe)
-¡Damasco-Uva es!.
-Señora, no, A VER: Citrus, Lima, Naranja-Durazno: esos son los sabores que vienen.
-Nene pero yo no estoy loca.
- (silencio)
-Bueno, dame una tónica.
3) El que piensa que un kiosco lo tiene que tener todo y no acepta una negativa.
-¿Tenés ese alfajor Aguila que es tipo un brownie blanco?
-No.
-¿No?
-No
-Ay pero mirá que yo lo compro siempre.
-Pero no lo tengo yo.
-Pero cómo no lo vas a tener si acá tenés la línea Aguila.
-(silencio)
-Pero qué, ¿no lo trabajás?
-No se lo han pedido al proveedor.
-Y, pero, bueno, a ver, qué otros tenés. A mí me gusta ese viste, bueno, a ver. Bueno, me llevo este, qué sé yo. ¿Ninguno te quedó del que yo te digo?
4- El que busca asistencia turística.
-Te hago una pregunta, amigo, tengo que ir desde acá hasta el puerto y después de ahí a 180, ¿qué me tengo que tomar? ¿Acá a dos cuadras? ¿Derecho? ¿Y ahí me lo tomo? ¿Cuánto tarda? ¿Va derecho? ¿Va por la costa? Porque la nena quiere ver el mar viste, la primera vez que venimos está enloquecida. ¿Y después ahí el 33? ¿Cuánto sale el boleto? ¿Cargás la tarjeta del colectivo? ¿Ah no? ¿Dónde la cargo? ¿Ah, derecho por acá? ¿Cúante sale el boleto? ¿Y con eso tengo dos viajes? ¿Un viaje? ¿Y la nena paga? Dos años tiene.
5- Los humoristas:
-¿Tenés cambio de cien?
6- Los fanáticos del frío.
-Amigo, tenés pesi?
-No, Coca.
-Ahh. Bueno, piola, ¿esto es lo más frío que tenés?
-Sí. Ay, por favor, elegí con la heladera cerrada. NO, NO SAQUES TODAS.
-Pero la de atrás está más fría.
-NO. LAS REPONGO DE MANERA QUE NO PASE ESO.
-Bueno, hagámosla corta. ¿Qué tenés bien bien helado?
-¿Un rolito?
7- El porteño desacatado.
-Campeón, hacés sánguches?
-No.
-Uh... ¿Fiambre no vendés?
-No, de eso nada.
-Bueno. Che ¿y llevamos birra? -Sí, pará, llevemos para la noche. -Campeón, estamos acá bajando en la playa, ¿no me ayudás a llevar un par más de cervezas?
-¿PERDÓN?
(interrumpe un tercero) -Che ¿tenés cabina?
-Sí. Pasá.
-Che ¿me las bajás en un toque?
-NO, no puedo moverme de acá, aparte, NO, O SEA NO.
(...)
-Che, no me da.
-No estás marcando la característica. ¿Sos de Buenos Aires?
-Sí. ¿Qué, qué tengo que marcar?
-CERO ONCE.
8-El simpático que no saluda.
-Un fili morris.
-Sí, hola.
-Un fili morris.
-Sí, hola.
-Ah, hola. Común.
-Bueno ACÁ TIENE.
Arroja el dinero. Prende el cigarrillo adentro. Se va sin saludar.
-CHAU HIJO DE RE MIL PUTA, VIEJO PEDORRO, CINCUENTÓN DESAGRADABLE.
9-El que escatima información.
-Pilas.
-¿Hola? ¿Qué pilas?
-Chicas.
-¿Chicas? ¿Triple A?
-Sí...
-¿Sí o no?
-Sí, sí.
-Tengo Duracell o Sony, ¿prefiere alguna en especial?
-Chcas te dije.
-(Ah bueno) Bien, ¿cuántas?
-Un par, para tener, viste.
-DOS, ¿DIGAMOS? ¿DOS DURACELL?
-No, un par más dame.
-¿CUATRO ESTÁ BIEN?
-Sí, un par.
10- El ladrón.
-Esto es un asalto.
-Bueeeeno.
martes, 11 de noviembre de 2008
Cine de festival, música australiana y querido diario
Que vino Cristina y dio una conferencia iluminadora, no es importante. Que estuvo Tommy Lee Jones y el Auditorium se llenó de señoras que se hacían pis en la butaca, tampoco importa. El desfile de figuras del espectáculo local no importa ni importan las galas y las fiestas en los clubes.
Pero importa el cine. Ese cine que, por no encajar en los modos narrativos, en la estética, o en la espectro temático de las producciones de los circuitos comerciales, queda relegado, negado. Así, surgen, con el objetivo de difundir manifestaciones culturales alternativas; digamos con cierto idealismo, como expresiones de resistencia, los Festivales de Cine.
Los diez días que dura el Festival son una fiesta para mí. Son diez días en que la facultad y mi alimentación se van al carajo y me convierto en una criatura desgreñada que corre para llegar a tiempo a funciones que inevitablemente se me superponen.
Hasta ahora he visto, creo, unas ocho películas, seis de las cuales me gustaron mucho, y cuatro de las cuales no puedo dejar de recomendar. Por favor no me pidan más nombres propios que los de las películas en sí mismas.
AQUILES Y LA TORTUGA
Película japonesa que narra tres momentos en la vida de un hombre que anhela convertirse en pintor. A la edad de seis años, (introduzca el nombre del protagonista) queda huérfano cuando su padre se suicida. Su tío, que ve con malos ojos la pasión de (usted vuelve a introducir el nombre del protagonista) por la pintura, no lo envía a la escuela, y lo obliga a realizar las tareas más duras en la casa de campo. Harto de (una vez más, hágalo), lo envía a un orfanato.
Ya en su adolescencia, (¿hace falta que le diga?) sigue pintando obsesivamente, incluso en las horas en que debería estar repartiendo el diario. Finalmente envía sus pinturas al dueño de una casa de arte que le dice que no sirven, que debe estudiar Arte formalmente. Así es que nuestro protagonista (si usted lo sabe introduzca su nombre), se inscribe en la escuela de Arte y junto con un grupo de compañeros obsesionados con la originalidad, se meten en todo tipo de problemas para hacer pintura "moderna". Es acá que empieza la parte más divertida de la película, y es realmente desopilante.
En la tercera parte de la película, (me cago, ¡¿cómo era el nombre del coriano este?!) ha alcanzado la mediana edad, se ha casado con una mujer comprensiva que lo ayuda en sus extrañísimos experimentos, y sus pinturas... siguen sin triunfar. Esta es definitivamente la parte más divertida de la película y también la más dura. Particularmente, pienso que los japoneses son unos genios, y definitivamente tienen una precisión, una originalidad, y una habilidad para manejar un arte tan joven y tan imperfecto como es el cine, que parece que estuvieran haciendo películas desde el siglo XVII. Películas de este tipo definitivamente alcanzan un nivel de madurez, sobre todo en su guion y en el uso de la cinematografía, que en Estados Unidos y en Europa es, como muuuuucho, Raro.
VIDA PARA VENDER
En un tiempo que podría ser dentro de 50 años, en una lúgubre ciudad alemana, un grupo de tres jóvenes, sin expectativas de futuro en una sociedad donde los empleos son cada vez más escasos, deciden vender bienes no materiales en e-bay para conseguir dinero. Uno vende su infancia. Otro, su adultez. El otro, su alma.
La película se pone muy bien durante la segunda mitad, donde cada uno empieza efectivamente a carecer de aquello que acaban de vender.
Una interesante metáfora social que podría haber sido un cuento de Ray Bradbury, ¿no les parece?. No, no les parece.
MEDICINE FOR MELANCHOLY
Hermosa película estadounidense. Dos adultos coinciden en una fiesta, se emborrachan, pasan la noche juntos, y a la mañana siguiente comparten un taxi. Ella, (cópese con un Propio, doña) enojada y abochornada por su debilidad, se muestra indiferente. Él, está totalmente deslumbrado. A llegar a su casa el muchacho descubre que la señorita se ha olvidado la billetera en el taxi. Así descubre que le ha dado un nombre falso y emprende una búsqueda para dar con ella.
Lo que empieza entre los dos es una relación muy dulce en la que ambos descansan en el otro de sus vidas cotidianas. La película fue rodada en San Francisco y gran parte de las secuencias están filmadas al aire libre en locaciones reales de la ciudad, que tiene un papel fundamental en la película. Las cuestiones raciales y particularmente la situación de los latinos y los afroamericanos en California son temas recurrentes en las conversaciones (y las discusiones) entre los personajes.
CAMILO: EL LARGO CAMINO DE LA DESOBEDIENCIA
http://www.theredpaintings.com/
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Esta semana fue sumamente intensa. Estoy viviendo y sintiendo tantas cosas que es como bajar a toda velocidad por una montaña rusa en espiral. El sábado fue uno de los días más lindos y más tortuosos que recuerdo. Fue la única vez en mi vida que sentí que Tuve Que escribir. Fue el día que fui solo al cine a ver Camilo. Cuando llegué a casa quise prender mi computadora y escribir con avidez, pero, irónicamente, se cortó la luz, y me tuve que contentar con pensar muy fuerte en lo que debería haber estado escribiendo mientras escuchaba música con mis auriculares a un volumen obsceno.
***That afternoon, for some crazy, inexplicable reason, I met you. And I found myself talking to you, telling things to you, feeling challenged by you, moved by you.
I always had the feeling that I knew what was exactly going to happen next in my life. Somehow, I always sense, perceive, foreshadow, events in my life before they actually happen. I'd never experienced something I hadn't thought I was about to before-hand. So for the first time in my life I was in an unexpected place with an unexpected person, and it just felt like the most authentic thing that had ever happened to me.
There were us, people saw us and stared at you. It was no dream. It was raining. People saw us. And for the first time I felt I was exactly where I was meant to be, totally at ease knowing that you were feeling the same way.
Then you had to go and I was cosmically alone, and food tasted like heart***
Cuando terminó Camilo me quedé sentado solo en el cine hasta que me echaron. Lo que había visto me había impactado tanto que no me sentía preparado para salir.
***When I went out I saw you in the distance, and you stared at me. Something in your eyes made me sad, extremely sad. Was it coldness was I saw? Was it sadness? I just know that the few, awkward, uncomfortable words that we said made me feel bitter and scared***
Nunca había exhibido semejante expresión en un transporte público. Tenía miedo, las imágenes del documental aún brillaban en mi cabeza, las palabras con tortícolis que habíamos dicho tomaban significados cada vez más siniestros y todo lo que quería hacer era llegar y escribir. Pero la luz estaba cortada.
***And now you're writing me this letter. And I'm lying in the ground with my arms spread-wide going: Yes... Yes... Fuckin-glorious... yes.